Aprieto el arnés de Rudolph mientras repaso la carta. No consiento errores, soy el mejor en lo mío. Traje rojo, botas negras, barba pulcra y aspecto saludable. Llego puntual. Ahí está, pantalones caídos, camisa sudada, colilla babosa y la música demasiado alta. No muestra respeto por los huesos, los coge a paladas. Lo peor, su mirada. A la pequeña Elvira le repugna el enterrador que ha exhumado a su mamá. Pide que le pateemos la cabeza a ritmo de salsa. Quiere sus ojos en una cajita de cristal con lazo. Mi trabajo es cumplir sueños, soy un profesional.
Microrrelato finalista en el concurso Antinavidad de Internacional Microcuentista. Para leer a los ganadores y finalistas pulsar aquí |