lunes, 31 de octubre de 2011

1 MERCADO NEGRO

Una vez más, mis pasos me condujeron hacía lo prohibido. La emoción se mezclaba con el miedo a partes iguales. No podía evitar sentir esa atracción. Tenía que verlo con mis propios ojos, oler por mi misma, tocar con mis manos y pasar horas contemplando. Si me descubrían sería carne de celda. A última hora me asaltaron las dudas ¿valdría la pena? ¿sería una trampa? Sacudí esos pensamientos con un trago largo y áspero. Llegué a la dirección al abrigo de las sombras que me proporcionó una noche sin luna. El ansia se me escapaba en forma de vaho cuando di el santo y seña. Una vez dentro me embriagó la belleza. Vida, muerte, aventuras, amor, dolor, risas, pensamientos… todo era tal y como me había contado mi abuelo y sólo pude exclamar: benditas librerías.