En un pueblo que se llamaba
Visavis los domingos de otoño se
teñían de un sol tierno. En esos días se acercaban para morir las
promesas truncadas, el anhelo auténtico y los arrumacos entorpecidos por la
impaciencia. Tras la iglesia, se extendía el cementerio repleto de lápidas
anónimas, tumbas sin reproches y mausoleos sostenidos por sueños. Las casas
huecas, ocupadas por catres sudosos y perchas cojas, estaban custodiadas por
los ojos fisgones de celadores faltos de amor verdadero. Ocasionalmente, el
llanto de una criatura recorría las calles cómo savia dulce y era entonces
cuando el lugar desaparecía de los mapas.
lunes, 25 de junio de 2012
miércoles, 20 de junio de 2012
18 LA PROMESA
Con el corazón
arrugado, entré en la última tienda de la lista. Las palabras me salían cada
vez más débiles, sin esperanza, por el contrario, los ojos delataban cada vez
más la hinchazón del llanto contenido. Cuando la dependienta me confirmó que tenía el
número y el modelo que le pedía, casi me desplomo allí mismo y doy al traste
con mi plan. Abrigué la caja sin envoltorio al amparo de mi pecho, y salí a la
carrera. Un conocido me dejó entrar bajo juramento de no delatarlo. En la
sala dos cajas: una pequeña, la otra grande. Dos cuerpos: uno respirando, el
otro no. Arrebaté los pies a las molestas pantuflas, el frío me recorrió las
manos intentando persuadirme sin éxito. Con cuidado, le coloqué las soñadas
zapatillas rojas y trencé un enorme lazo de seda a la altura de los
tobillos. Al cobijo del silencio de la morgue, miré su rostro. Os juro que me
sonrió, mi abuela me sonrió.
viernes, 15 de junio de 2012
17 LIMBO
Intentaba con torpeza
sacudirse los terrones del arrugado traje. Balbuceaba frases sin sentido y pedía un abogado para solucionar un
tema jurídico. Quería cambiar su testamento. Su propio vástago lo había
enterrado a las afueras del caserío con un carámbano clavado en la yugular.
Nunca encontraron el arma homicida. De su bolsillo colgaba una pequeña brújula
tan perdida como él. Intenté tranquilizarle arropándolo con mis alas,
pidiéndole que no mirara hacia abajo. La mayoría sufre de vértigo cuando los
recojo.
domingo, 10 de junio de 2012
16 LA SUERTE NO ESTÁ ECHADA
La fila de
carromatos se desliza sobre el camino. Conduce la comitiva El Ermitaño envuelto
en su capa roja, lámpara en mano mostrando el sendero. En el centro, La Muerte
duerme tranquila, su cabeza sobre la guadaña afilada se mece al compás de La
Rueda. Clausurando la caravana se afana El Ahorcado, de su cuello penden dos
sogas, una blanca, la otra negra. Con su larga melena azul va tejiendo la
carretera que cae cual alfombra de asfalto dónde el destino está por venir. Los
viajeros la recorrerán, veloces unos, soñolientos otros. La Justicia moverá
ficha para premiar o castigar. A
pocos kilómetros ruge el motor de Octavio, llega tarde, piensa en Elvira. Sabe
que ella estará furiosa esperando tras la cortina, la amargura desaparecerá
cuando le entregue las flores. A su lado otra rubia repinta sus labios. En la
soledad del cruce La Fortuna girará burlona.
Microrrelato finalista en el certamen "On the Road" de Artgerust
Dejo el enlace de los microrrelatos finalistas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)